domingo, 20 de marzo de 2011

GAMESA Y LA CRISIS NUCLEAR

Lo renovable vuelve a estar de moda. ¿ Será moda pasajera ? . ¿ Será cuestión de un día ? . No lo parece, y si en anteriores post sobre energía y sobre Gamesa hablaba de que a ciertos niveles de precios del petróleo, las energías renovables van a ir ganando más peso en el mix energético mundial. Por cuestión de disponibilidad in situ y de independencia energética. Es algo así como la PAC pero en vez de los alimentos con la energía. No en vano, en estos momentos de tanta inseguridad de todo tipo, guarda fuerza el aprovisionamiento en lo cercano.

Pero es que, además, tenemos que el eslabón que faltaba era la crisis nuclear. La crisis nuclear en Japón ha puesto contra las cuerdas a las democracias occidentales, que se replantean el modelo, e incluso hasta China se mueve en el replanteamiento energético basado en la cosntrucción de centrales nucleares.

Ayer leí un artículo en ese sentido del Señor Lapetra, que me parece pertinente compartir, relacionando el modelo eólico español con el nuclear. Como veis, una razón más para apostar por Gamesa en el corto y en el largo plazo, y no flor de un día .

Japón sufre estos días una tragedia humana por encima de todo. A los golpes del terremoto y al tsunami se les ha unido crisis nuclear mantiene en vilo y duelo a todo el planeta. Pero la trascendencia para la historia de la central de Fukushima -cuyos reactores y escapes están aún por controlar- irá más allá de lo pasado. Se convertirá en un cambio cultural de futuro para las naciones que han abrazado la energía nuclear. Será así porque lo sucedido se ha cebado con la referencia de la tecnología, la seguridad y la minuciosidad.

Fukushima se ha situado ya como una catástrofe nuclear a la altura de la Isla de las Tres Millas en 1979 en Pensilvania (EEUU) y sólo superado por Chernobil (Ucrania) algunos años después. Va mucho más allá. Se sitúa en el corazón de la seguridad nacional de los países desarrollados occidental, debido a la dependencia energética que mantiene en pie sus economías y sistemas democráticos. De ahí que el miedo a lo nuclear haya corrido como la pólvora de forma imparable en la conciencia colectiva de otras naciones como las europeas y, entre ellas, la española. Lo nuclear es seguro hasta que se demuestra lo contrario y en ese momento no ha lugar a la marcha atrás.

En Europa, electoralmente o no, la percepción de riesgo de la energía nuclear se ha disparado vertiginosamente, como bien resaltaba Daniel Lacalle el jueves. Alemania, uno de los mayores consumidores energéticos del mundo, ha puesto una cruz sobre lo nuclear y encendido una vela a las renovables. Ángela Merkel ha cerrado el grifo a las moratorias e inversiones públicas en el sector, desatando la irá del lobby francés nuclear en plena época electoral. Y España, pese a su forzado revés y paso atrás en el último año, seguirá el mismo camino, como lo ha hecho hasta ahora en otras piscinas como la austeridad fiscal. Es el momento imitar también a los alemanes en su camino energético.

Lo quieran o no, el actual y el próximo Gobierno tendrán que volver a lanzarse en brazos de las energías renovables y, en particular de la eólica. La energía procedente del viento ha sido una de las pocas banderas que ha ondeado por encima del resto a nivel internacional hasta que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, despreciando la opinión del ministro de Industria, Miguel Sebastián, firmó la retroactividad de las renovables dando una estocada casi mortal al sector. De ahí que las alternativas a lo nuclear apunten en sólo camino.

El Gobierno tiene sobre la mesa una más que factible: la repotenciación del sector eólico o la progresiva sustitución de las máquinas antiguas eólicas por otras con mejor tecnología, de mayor tamaño, más eficientes, con hasta diez veces la potencia de generación existente en la actualidad. Los primeros parques eólicos en España, de finales de los 80 y principios de los 90, como el de Tarifa (Cadiz) o El Perdón (Navarra), tienen todas las papeletas para ser sustituidos por nuevos. Debe ser así. Sin embargo, la inversión que se necesita requiera de nuevo la acción de la inversión pública de la mano del sector privado, de igual manera que lo requeriría una central nuclear de nueva generación.

Y he aquí algunas de las ventajas de este modelo que emergen del sentido común: i) tecnología nacional, empleo y tejido productivo local; ii) nuevos y más potentes aerogeneradores de los que se obtiene más energía del viento sobre la misma superficie de terreno ya que trata de emplazamientos que fueron seleccionados en los primeros años de desarrollo de la energía eólica y que disfrutan de las mejores condiciones de viento óptimas). iii) con menos aerogeneradores se logra más producción; iv) la eficiencia es más alta por la naturaleza de las nuevas turbinas instaladas; v) la integración a la red eléctrica mejora al instalar aerogeneradores mejor capacitados para cumplir los requisitos de conexión a red.

Los datos y la propuesta no es nueva. Se trata de crear un Plan Renove para un sector que permita conseguir hasta 5.000 megawatios (MW) de potencia generada simplemente cambiando las máquinas actuales. La pérdida de la potencia nuclear en Japón estos días ha supuesto que se evaporen 12.000 MWn de un día para otro y deban ser sustituidos por petróleo y gas natural. Los precios de ambos combustibles fósiles se han disparado en los últimos días en los mercados financieros, debido a que el suministro sigue en las manos de las dictaduras de Oriente Medio.

Según datos de la patronal eólica AEE, en España había al cierre de 2010, un total 20.676 MW de potencia instalada. Renovando hasta 5.000 MW instalados antes del año 2000 por turbinas actuales (las hay de hasta 5 MW y experimentales de 8MW) en los mismos emplazamientos, se lograría un aumento del 30% de la potencia instalada (los 5.000 MW pasarían a ser 6.500 MW) y del 41% de la producción eléctrica (hasta 16.900 millones de MWh). La vida media de un aerogenerador es de 20 años.

Esta repotenciación de 5.000 MW supondría para las empresas una inversión de alrededor de 6.000 millones de euros. Es el equivalente a varias centrales nucleares. Según los analistas que cubren algunas compañías del sector, el coste del MW instalado asciente a unos 1,2 millones, que supone ahorrar entre un 10% y un 15% los costes de instalación de un aerogenerador nuevo, ya que se aprovecha una parte de las infraestructuras necesarias). Teóricamente, cada uno de estos molinos puede valer alrededor de 840.000 euros por megawatio.

Pero, ¿cuánto vale realmente una central nuclear? ¿Cuánto produce? La implantación de esta tecnología energética extranjera colocó a todo sector eléctrico al borde de la quiebra durante años en los 80. Ahora el déficit de tarifa ha crecido imparable hasta los 20.000 millones y con centrales ya amortizadas. Sin embargo, una vez realizadas, lógicamente, el coste de producción de cada chispa eléctrica nuclear se reduce hasta los famosos 30 euros por megawatio y hora, frente a los 80-90 de la eólica. ¿Sería posible construir una central nuclear desde cero que consiguiese esos números?

Parece que no, ¿o sí? Ustedes seguro que tienen una respuesta mejor.
http://www.cotizalia.com/el-radar/2011/nuclear-renovable-eolica-20110319-5116.html




Como se observa, Gamesa a las puertas de cerrar el Gap que le llevaría a las cercanías de los 8 euros. Pero sigo pensando en cotas mayores, que ya iremos viendo con el tiempo. Este año no me extrañaría verla cotizando entre los once y los doce euros.

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