Está semana hemos visto cómo la ciudad de Barcelona, por medio de su alcalde manifestaba su decisión de presentarse a los juegos olímpicos de invierno del 2022. La ciudad de Zaragoza en candidatura con Jaca y Huesca ya había presentado también las mismas intenciones.
En Aragón la idea había pasado sin pena ni gloria, ante el escepticismo de una población que no está para mirar más allá de fin de mes. Por lo que sé, en Barcelona ocurre más de lo mismo. Y también se observan las mismas críticas, se achaca a ambos alcaldes su interés más por el ilusionismo que por contribuir a solucionar los problemas de los ciudadanos, que ven como no llega el dinero a sus barrios y que existen ciertos riesgos de conflicto social en muchas zonas de sus ciudades ante la falta de trabajo. Y es que parece que la crisis sea algo que viene de fuera, y que ante la falta de capacidad para hacerle frente, sólo queda señalar la luna y que los ilusos se queden mirando a ella;que miren, que mientras miran no piensan y no buscan responsables.
Y el objetivo parece no ser sólo ese, sino que los políticos aragoneses parecen querer crear un frentismo frente a Cataluña, David contra Goliat, cuando llevamos años en que no han peleado por conseguir una financiación digna para Aragón, una financiación que ni siquiera recoge el esfuerzo fiscal de nuestra tierra ( el mayor de todo el Estado, si todos los contribuyentes fueran como los aragoneses otro gallo cantaría en este país), ni recoge la secular falta de infraestructuras de nuestra tierra, ni la orografía, ni la escasa densidad de población, y después de todo ello nos ponemos hechos unos fieras por unas Olimpiadas para las que no existe una base deportiva, ni infraestructuras adecuadas, ni tradición ninguna en muchos de esos deportes.
¿ Dónde estaban cuando se negoció la financiación los políticos aragoneses ? pues esperando ordenes, sin más.La clase política aragonesa parece esperar que le den sin trabajar, van a Madrid como buenos hooligans de sus líderes, a callar y otorgar, y así nos meten una y otra, y otra y una, y luego salta la chispa por la mayor chorrada.
A mi como a muchos las Bellochtadas ya nos dejan frío.
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